En los últimos años hemos visto crecer
una tendencia que busca aprovechar los espacios en techos y azoteas para
convertirlos en terrazas. Espacios de ocio y convivencia que conocemos como
jardín de techo o Roof Garden.
La idea de ubicar un jardín sobre una
estructura urbana no es un concepto nuevo, podemos navegar en el tiempo hasta
la época en que los persas nos dieron a conocer los jardines colgantes de
babilonia. Una de las siete maravillas del mundo, donde sus habitantes ya
podían disfrutar de los beneficios que ofrecía la naturaleza en un entorno
urbano. Un aporte arquitectónico a la sustentabilidad que se empezó a
popularizar a mitad del siglo pasado en Europa, al grado de que en la
actualidad resulta una parte integral en las construcciones de las grandes
ciudades.
Esta tendencia aporta beneficios
estéticos a las construcciones, optimizar el espacio al máximo, haciendo que se
incremente el valor de la propiedad, a la vez que se acumulan los beneficios en
la salud física y emocional de quienes disfrutan de estas áreas. Una
práctica cada día más común que nos brinda a espacios de esparcimiento en
lugares que antes eran inutilizables o pasaban desapercibidos, contribuyendo a
desarrollar el aspecto creativo y logrando una construcción única.
Muchos proyectos consideran un refuerzo
estructural para estas áreas de forma que se incluyen membranas que ofrecen una
impermeabilización especial y sistemas de drenaje para que pueda cultivarse
pasto natural y jardinería. Algunos cuentan con sistemas de recolección pluvial,
lo cual hace que estos proyectos puedan ser auto sustentables y contribuyan al
ahorro de agua. Filtran contaminantes y el carbono del aire y actúan como
barrera acústica, ya que el suelo bloquea los sonidos de baja frecuencia y las
plantas los de alta.
Este tipo de azoteas verdes nos pueden
ayudar a reducir hasta el 25% en las necesidades de aire acondicionado, por lo
que hace ideal la construcción para casas de una altura, edificios, escuelas, y
oficinas. Una adecuada selección de plantas dependiendo del clima y sus
características de crecimiento pueden ayudarnos a convertir nuestra azotea en
un vergel. Un área de ocio que ofrece salud y relajación para los usuarios a la
vez que contribuye a mejorar las condiciones de eficiencia energética del proyecto.


Los techos o azoteas verdes incorporan
pérgolas en su diseño para crear un microclima que da sustento al pasto,
permitiendo su crecimiento a la vez que la proyección de sombras y el flujo
natural del aire nos brinda un espacio fresco al aire libre. Las pérgolas
además de dar utilidad y belleza a estos espacios pueden mejorar su eficiencia
energética si considerarnos combinarlas con especies vegetales de hoja caduca
que crezcan por toda su extensión. La vegetación genera un efecto llamado
evapotranspiración que permite liberar humedad al ambiente cercano, generando
una mayor sensación de frescura.
Para aquellos proyectos que no cuentan
con una condición favorable para cultivar pasto se recomienda incluir
jardineras que podemos enriquecer con aplicaciones verdes en muros y mobiliario
especial para exteriores. En espacios de uso mixto, unas puertas que nos
proporcionen grandes aperturas o instalar cortinas de cristal como alternativa,
nos permitirá comunicar las áreas y mantener las vistas de un espacio y otro en
completa comunión.
Los toldos integrados a estos proyectos
nos pueden ofrecer una zona de sombra ocasional si así lo requerimos, mientras
que la aplicación de diseños de arquitectura textil nos proporciona áreas
permanentes de sombra que nos protegen de la lluvia. No es recomendable incluir
cubiertas de vidrio en estructuras de pérgolas para evitar la entrada de lluvia
debido a que se aumentan los efectos de la incidencia solar directa por el
efecto lupa que ocasiona el vidrio. Esta condición eleva considerablemente la
temperatura y acelera la perdida de agua de las plantas por una excesiva
vaporización.
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